INOBSERVANCIAS CONVERTIDAS EN UN FUTURO INCIERTO

El día miércoles 7 de julio de 2021, se dio a conocer el informe redactado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos - CIDH, después de su visita de trabajo a Colombia. En este informe se establecen varias recomendaciones y observaciones al país a raíz de los hechos acontecidos y/o desencadenados por motivo del paro que empezó en Colombia el 28 de abril de 2021.
No es un secreto que lo sucedido en Colombia ha dejado y ha causado desafortunados incidentes por los cuales el Gobierno Nacional debió y debe seguir tomando medidas para contrarrestar lo que se ha convertido en una crisis que afecta a todos los colombianos. En este orden de ideas, es ilógico no considerar el hecho de que los inconvenientes presentados por motivo de las protestas, la duración y financiación de las mismas, están directamente relacionados con el terrorismo, con el narcotráfico, con la violación a derechos humanos fundamentales, con la violencia desmedida contra diferentes entidades, y muchas otras actuaciones que ponen en riesgo la seguridad del país.
“La imparcialidad de un organismo internacional debe aplicarse en la medida en que se observan las acciones de todos los implicados”, por lo tanto, como no prestar atención al hecho de que las manifestaciones estaban permeadas por varios actores al margen de la ley que buscaban entre muchas cosas el desvío de atención de las autoridades para poder cometer sus delitos.
Colombia es un país en el que las autoridades actúan de conformidad a la ley, respetando las decisiones y actuando de manera responsable en momentos de crisis, en este caso, la causada por el virus y por el paro nacional. Este Gobierno siempre ha actuado con imparcialidad, respetando la democracia, la institucionalidad, y ha garantizado los derechos fundamentales. Además se ha caracterizado por brindar a las personas oportunidades e igualdad, siempre luchando por utilizar las vías adecuadas para ayudar sin generar consecuencias graves y mucho menos afectar a los ciudadanos.
Las cosas buenas que queremos lograr para Colombia no están a la vuelta de la esquina, se deben trabajar, enfrentar, escuchar, proponer, ser transparentes y garantizar por medio de actuaciones positivas el mejoramiento de las situaciones difíciles.
Por otro lado, es importante manifestar, denunciar y rechazar rotundamente que grupos armados están utilizando a niños de los diferentes sectores urbanos y rurales para entrenarlos y hacerlos parte de la resistencia en contra de la ley, para actuar dentro de las manifestaciones de manera violenta, a sabiendas de que es un delito tipificado en el Código Penal y una práctica rechazada por organismos internacionales. Estos grupos a lo largo de la historia de conflicto en el mundo, se han aprovechado de las necesidades de las personas, en especial de momentos de crisis como los vividos actualmente, valiéndose del “desocupe” de la cotidianidad de los niños, abonando un terreno para generar violencia atacando a las familias en sus núcleos más frágiles, con la intención de llevar a cabo sus fines.
Es triste, porque lo que queda a raíz de esta preocupante situación son jóvenes con secuelas físicas y psicológicas; sin acceso a educación, sin mínimos básicos, con limitado acceso a las diferentes ayudas; expuestos a muchos peligros como la violencia sexual y física, la trata de personas, el trabajo forzoso, el rapto, entre otras atrocidades.
Es importante dar ejemplo como adulto responsable, recordemos que los niños son la clara imagen de lo que observan y por medio de ello aprenden a actuar y comportarse, a saber diferenciar entre lo bueno y lo malo y a tomar grandes y responsables decisiones. Así mismo, cabe recordar que los niños deben ser formados dentro de unas bases sólidas para que crezcan como ciudadanos de bien, y actúen conociendo sus derechos y obligaciones. “Cuidando las próximas generaciones, también cuidaremos su futuro” y serán ellos quienes decidan hasta donde quieren llegar.